EL SUEÑO
Parte de una colección de trabajos de estudio, ejecutados con carboncillo negro y rojo, que trascienden al mero boceto preparatorio para convertirse en obras de arte en sí mismas. Formalmente fueron concebidas como guía destinada al aprendizaje del alumno, pero ejercieron de excusa para solidificar la relación entre los dos hombres, que al parecer nunca tuvo consumación física, aunque los sonetos y misivas que intercambiaron transmitan una tremenda sensualidad. Tal era la pasión de Miguel Ángel ("Mi corazón está por primera vez en las manos de aquel a quien he confiado mi alma...", reza una de sus cartas) que permitió a Cavalieri no sólo copiar sus dibujos, sino también someterlos a juicio. El mismo artista que vetaba sus esquemas y bocetos a los ojos ajenos para ocultar todo el sufrimiento que entrañaba su obsesión perfeccionista, reclamaba sugerencias y enmiendas a un joven de sólo 17 años, tal como relata uno de sus coetáneos, el historiador Giorgio Vasari."Si este boceto no te complace, dímelo a tiempo para que haga otro mañana por la noche", escribe Miguel Ángel al pie de uno de los tres primeros dibujos que, de regreso a Florencia, envía a Tommaso con la escenificación de la caída de Phanteon. El resultado más logrado de sus desvelos fue el desnudo idealizado de un joven recostado sobre un globo terráqueo, el rostro de perfil encarado hacia una figura alada, que ejecutó en 1533, un año después de conocer a Cavalieri.
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