Desafortunadamente,
el 21 de mayo de 1972, un hecho trágico se producía en la Basílica de San Pedro
de Roma, la famosa Piedad de Miguel Ángel fue atacada a martillazos por un
turista que consiguió eludir a los vigilantes. Laszlo Toth, un geólogo
australiano de origen húngaro con graves problemas mentales se lanzó contra la
obra gritando:” Soy Jesucristo resucitado de entre los muertos” y la golpeó
quince veces desfigurando el rostro (principalmente nariz y párpados),
rompiendo el brazo izquierdo y lesionando el codo de la obra de la que se
desprendieron cincuenta fragmentos.
El
agresor que entro como si fuera un peregrino más dispuesto a recibir la bendición
papal, vestía camisa roja y esmoquin negro en el que escondía un martillo.
Logró burlar la seguridad entre la multitud, se alzó sobre la barandilla de
mármol y arremetió en apenas unos segundos contra la Piedad, siendo enseguida
reducido y detenido.
Debido
a este gravísimo incidente, - son inconcebibles actos destructivos de este tipo
ante una de las obras de arte más importantes de toda la historia de la
humanidad-, la escultura fue sometida
inmediatamente a una importante y exhaustiva restauración que duro casi un año,
exponiéndose nuevamente al público en el mismo lugar en 1973, esta vez tras un
cristal blindado.
Cuarenta
y un años después de esto, los Museos Vaticanos dedicaron una jornada de
estudios a la reconstrucción de esta escultura marmórea titulada La Piedad de
Miguel Ángel. En Memoria del 21 de mayo de 1972; Historia de una Restauración,
dirigida a analizar la compleja y delicada tarea de reparación efectuada entre
1972 y 1973 en los laboratorios de los Museos Vaticanos, bajo la
responsabilidad del que por entonces era su director general, el brasileño
Deoclecio Redig de Campos.
Gracias
a la existencia de numerosos calcos y reutilizando en la medida de lo posible,
los fragmentos originales junto con una mezcla de cola y polvo de mármol, fue
posible reintegrar la obra con fidelidad.
La
jornada de estudios reveló, entre otras cosas y gracias a los documentos
conservados en la Fábrica de San Pedro, los diversos lugares de destino de la
estatua antes de su colocación en 1779 en la primera capilla a la derecha de la
nave de San Pedro donde es visible hoy.
A su
vez la Jornada conto con un acto excepcional: la proyección del documental,
restaurado, en color y de formato digital “La violencia y La Piedad” realizado
en exclusiva mundial por el fallecido Brando Giordani, en colaboración con el
Departamento de Cultura de la RAI, donde narra todo el proceso de
reconstrucción de la estatua. El documental se filmó por expresa voluntad del
papa Pablo VI.
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